ABORÍGENES DE AUSTRALIA. Cultura austral
     

Dentro de Oceanía, un continente dominado por el agua, Australia con sus 4.000 kilómetros, emerge como la única isla cuya extensión nos hace olvidar su carácter insular. Para facilitar el estudio del resto de las islas de este continente, fue necesario agruparlas bajo unos términos más amplios como son los de Micronesia, Melanesia y Polinesia. La población aborigen llegó a Australia hace unos 40.000 años, aunque hay estudiosos que atrasan su llegada hasta los 60.000. Utilizando canoas y toscas embarcaciones, estos primitivos viajeros arribaron a las costas australianas en varias oleadas, desde distintos lugares de la vecina Asia. Tal vez uno de estos lugares de partida, pudo ser la India, ya que con la población india comparten ciertos rasgos como su nariz ancha y algo aplastada o tez oscura. Su increíble capacidad de adaptación al medio les permitió alcanzar una población aproximada de un millón de habitantes a la llegada de los europeos a principios del siglo XVII, en la actualidad sólo quedan unos 200.000 primitivos australianos.

Estos colonos originales desarrollaron una nueva civilización con una serie de rasgos comunes que nos permite identificar esta particular cultura: una economía basada en la recolección y en la caza y la pesca, sin prácticas ganaderas o agrícolas; útiles de madera como el valioso bumerang, arma de caza conocida en todo el mundo; vida al aire libre, sin presencia de una arquitectura civil o religiosa; manifestaciones artísticas valiosísimas con un arte rupestre muy rico y complejo acompañado de una impresionante pintura sobre el cuerpo, de gran expresividad; organización tribal y agrupación en torno a clanes y grupos familiares, vinculados a un tótem o a varios tótems.

A pesar de estos rasgos comunes, el tiempo y la distancia han ido configurando importantes diferencias regionales entre la población aborigen australiana, tanto desde el punto de vista lingüístico, como desde el punto de vista religioso o artístico. Esta diversidad queda patente al comprobar que en la Australia aborigen se pueden contar hasta 250 dialectos diferentes. Paulatinamente los dialectos fueron asociados a parcelas de territorio, hasta que las agrupaciones más reconocidas fueron aquellas designadas por el dialecto.

En términos generales podemos establecer hasta 17 ó 18 regiones culturales al hablar de la población aborigen australiana. En primer lugar hallamos la zona norte, en la que destaca la pintura rupestre, y en la que encontramos numerosas tribus: Gunwinggu, Nunggubuyu, Rembarnga, Yolngu, Gurindji, Jawoyn, Ngarinman, Wik, Kuku-yalanji, Gayardilt, Kaiadilt, Lardil, Waanyi, Yanuwa, Gooniyandi, Ngarinyin, Gagudju, Larrakia, Tiwi, Djabugay, y los Yidinjdji.

En segundo lugar una región sur, donde los aborígenes se autodenominan «nunga», con grupos como los adnyamathanha, los kaurna, y los ngarrindjeri. Otra región es la del este, donde encontramos varias tribus: Boonwurrung, Bundjalung, Darug, Eora, Gunditjmara, Kurnai, Ngunawal, Woiworung, Yugembeh, Barkindji, Kamilaroi, Wiradjuri, Yorta Yorta, Badtjala, Gubbi Gubbi, Quandamooka, o Yuggera.

En la región oeste, la población del área más septentrional se hace llamar «yamtji», mientras que el pueblo más meridional se autodenomina «nyungars»; los grupos que podemos encontrara en zona son los bibbulman, ngyungar, wajuk, watjarri, y yindjibarndi. La zona central es una zona tremendamente árida, en la que se encuentra alguno de los desiertos más secos de la Tierra, en ella se ubican tribus como los arrernte, los pintupi, los pitjantjatjara, los warlpiri, los wongath, los arabana, y los kalkadoon.

La isla de Tasmania es otra región dentro de la cultura aborigen australiana, si bien es cierto que tiene características especiales que la diferencian del resto de la cultura aborigen australiana; esta zona incluye los grupos de Nuenonne y Paredarerme.

Por último la zona de las Islas de Torres Strait con las tribus de Meriam Mir y Muralag.

Esta larga lista de nombres no debe de quedar como una simple enumeración, sino que debe de servir para mostrar la gran diversidad y la gran variedad de matices que puede ofrecernos la cultura aborigen australiana.

Grupo de aborígenes practicando una danza ritual con el instrumento mágico o didgeridoo [Fuente: Enciclopedia Encarta] Durante siglos Australia permaneció aislada, evolucionando y cultivando una rica cultura, respetuosa con la naturaleza y con la Tierra, alejada de cualquier influjo exterior. Parece ser que pudo haber algún contacto con Nueva Guinea, con China y con Malasia y que hasta las costas del norte de Australia llegaron navegantes árabes en torno al siglo XV. Los primeros europeos en llegar a la isla fueron navegantes tan avezados como Magallanes o Saavedra. Sin embargo, fueron los holandeses los primeros en establecer recaladas definitivas en estas latitudes. Les siguieron luego ingleses y franceses. Pero Australia permaneció inexplorada hasta el siglo XVIII. Y en 1829 Gran Bretaña se anexionó toda Australia. El impacto que supuso para la cultura aborigen la llegada y el asentamiento de estas gentes extranjeras fue enorme. Los europeos importaban unas costumbres que escapaban a la comprensión de los aborígenes y que chocaban con su concepción del mundo, desde la explotación de la tierra y de los animales, mediante la agricultura, la ganadería o la minería, hasta la construcción de grandes edificios, fábricas y casas, pasando por el uso de ropa que tapaba todo el cuerpo y de extraños utensilios. En Australia, los aborígenes sufrieron la enfermedad, la violencia, la desposesión y el desarraigo, principalmente desde el siglo XIX; su población descendió desde el millón de habitantes a la llegada de los europeos, hasta los 200.000 de hoy en día, en torno al 1'5 de la población de Australia. A mediados del siglo XX consiguieron que la ley les concediera derechos sobre la tierra, sin embargo esto no fue suficiente. Para solventar la situación desastrosa en que se hallaba esta población, durante los años 80 y 90 del siglo XX, los distintos gobiernos australianos desarrollaron una serie de medidas destinadas a la mejora de las condiciones de vida de la población aborigen. En la actualidad la población aborigen australiana, más integrada ya en el modo de vida occidental, mantiene viva su tradición y su cultura, mediante la práctica de sus rituales y la producción artística, tanto literaria como pictórica, que deja bien patente la fuerza y la recuperación de esta rica civilización.

Mitos relacionados con el origen y ordenación del Mundo. La cosmovisión de los aborígenes australianos

Uno de los elementos que destaca en esta cultura es la fuerte conexión que los aborígenes sienten con la naturaleza. Esa intensa unión sienta las bases de su visión particular del mundo y del papel que cumple el ser humano en la Tierra y también impregna todos los aspectos de su vida diaria. Creen que el ser humano forma parte de una esencia superior que es la Naturaleza, de la cual forman parte los seres vivos y los muertos, desde la roca, la lluvia, la lombriz, o los árboles, hasta los canguros y los hombres. De acuerdo con esta concepción, el hombre no es un ser superior, sino que comparte el medio ambiente con el resto de los seres de la Tierra, y tan necesaria es la existencia de los lagartos como la suya propia. Para comprender mejor este gran aprecio y respeto que sienten por la naturaleza, debemos de considerar que estamos ante una sociedad de recolectores y cazadores, cuya supervivencia dependía exclusivamente de los bienes que obtuviesen de la naturaleza, de ahí la necesidad de preservarla y de mantener su equilibrio. Para preservar ese equilibrio, todos los elementos de la naturaleza debían ser tenidos en cuenta y todos tenían su función.

Imagen de un aborígen lanzando un boomerang [Fuente: Enciclopedia Encarta]

(Foto Mark Kolbe)

La función del ser humano es la de honrar a la Naturaleza y a sus elementos, mediante la práctica de rituales; se establece así una relación simbiótica, ya que el hombre recibe cobijo y sustento de la Naturaleza, y a cambio, ayuda a mantener el orden mediante rituales. Siguiendo este planteamiento, podemos entender que el aborigen australiano nunca perjudique el medio, sino que lo proteja. Esa veneración y esa unión que sienten con la Naturaleza la manifiestan materialmente mediante los tótems, que están vinculados con algún elemento o algún aspecto de la Naturaleza, al que una tribu, una casa o un individuo aborigen rinde culto. Mediante este sistema totémico, los aborígenes podían venerar a cualquier aspecto o elemento de la Naturaleza: la roca, la lluvia, la lanza, el lago, las flores, los animales o las plantas. Además, los aborígenes realizaron una clasificación de tótems desde los que eran de culto individual, hasta los de índole local, pasando por los vinculados con el sexo o con la familia.

Este orden fundamentado en tótems favoreció el desarrollo de una organización social basada en clanes, que a su vez se dividieron en casas, con lo cual se difundió una gran variedad de relatos, mitos, héroes y creencias particulares, que nos son imposibles conocer en su totalidad. Sin embargo, a pesar de esa enorme diversidad, la mayoría de los aborígenes australianos comparten un conjunto de creencias a cerca del Universo, su origen, la Naturaleza o el papel del ser humano. Así, la mayoría de su mitología está relacionada con la Naturaleza y con la Tierra, mostrada como antítesis al cielo y al océano.

La creación y la ordenación del Mundo, en la mitología de los pueblos nativos australianos, se explica mediante relatos mitológicos que tienen como protagonistas a seres legendarios, dioses y héroes ancestrales. Del mismo modo que ocurría con los mitos africanos o con la cosmogonía clásica, el origen del mundo y su forma, tal y como la conocemos, se debe a la intervención de seres mágicos y dioses primitivos, cuya actuación permite, no sólo que exista nuestro mundo, sino también la vida en él. De igual modo, estos relatos mitológicos ayudan a comprender el origen de ciertos fenómenos naturales o el origen de ciertas costumbres y normas sociales, justificándolas. De forma que estos mitos, acompañados de los correspondientes rituales, ayudaban a conservar este orden establecido, tanto desde el punto de vista natural como desde el punto de vista social. En este trabajo nos centraremos en esas leyendas y creencias comunes a la mayor parte de los aborígenes australianos: la estructura del Universo, leyendas sobre el origen de algunos cuerpos celestes, el «Tiempo del Sueño», la historia de Biame o el relato de la Madre Serpiente.

El Tiempo del Sueño

Figura de madera que representa a un ser ancestral [Fuente: The Universe of the Aborigine]     

Dentro de la mitología aborigen australiana, los mitos de la creación ocupan un lugar muy importante. La creación y ordenación del mundo tuvo lugar en un periodo mitológico y sobrenatural, conocido como «Alchera», Dreaming o Dreamtime, cuya traducción literal es «Tiempo del Sueño». En este tiempo mágico, la Tierra tomó forma y la vida surgió en ella. En la mayor parte de las leyendas que hablan del Dreaming, se relatan los viajes de los espíritus ancestrales, llamados Wondjina, que crearon el mundo tal y como lo conocemos, con sus ríos y sus rocas, las estrellas y dieron vida al ser humano, a las plantas y a los animales. Posteriormente, durante el Dreamtime, estos espíritus, viajaron libremente por Australia y después de transmitir a lo seres humanos los conocimientos necesarios para su supervivencia y para el mantenimiento del orden establecido, los Wondjina desaparecieron dentro de la Tierra y habitan en las formas del mundo natural que crearon: rocas, pájaros, ríos, etc...

En la mayoría de estos mitos, la Tierra surgió de la materia preexistente y el paisaje fue paulatinamente transformado por la acción de unas criaturas con forma parecida a la de gigantes serpientes. Estas «serpientes» fueron levantando, horadando y retorciendo, el terreno existente, y a medida que lo hacían iban configurando el paisaje actual. Estos seres ancestrales, que dieron forma a la Tierra, surgieron de la propia Tierra. Posteriormente dedicamos un epígrafe al mito de la «Madre Serpiente»

Al «Tiempo del Sueño», también se puede entrar en el presente mediante la práctica de ciertos rituales, utilizando tótems. Así, la conservación de los mitos y la práctica de los rituales se mantiene en cierto modo, la continuidad de este tiempo sobrenatural, tan importante en la mitología aborigen, y garantiza también la continuidad de la vida.

pág. siguiente

pág. siguiente

www.didgeridoo.es

2006 © www.didgeridoo.es

Home

Respiración circular
FORO
Musicoterapia
+Didge
Curiosidades
Enlaces
Fotogalerías: 1-2-3
Contacto